miércoles, agosto 23, 2006

Lupita

Lleva realizando el quehacer doméstico en mi casa unos 10 años. Tal vez más. Aunque sólo viene una vez a la semana, lo de "entrada por salida" ya le queda corto.

Tiene cinco hijos, dos de los cuales ya la hicieron abuela. Lupita tiene 42.

42 y ya es abuela de un bebé y un peque de tres. El último marido era un tablajero y creo que no existe, o existe para otra Lupita que no es la que viene a trabajar acá.

Nuestra Guadalupe educó, sola --qué más-- a todos sus hijos. Un chamaco le salió bien movido y entró al Conalep a estudiar auxiliar de contador. El otro es ayudante de mairo en una construcción. Otros dos nunca vienen pero todos trabajan y le ayudan a su madre, que en honor a la verdad es bastante mal hecha pero no falta y se pone unas chingas que ya quisiera uno de nosotros en el gimnasio.

Su hijo más chico, Giovanni, está en la secundaria y quiere ser cantante.

Cuando lo conocimos era un mocoso que no alcanzaba ni el primer nivel del librero. Rompía las cosas, jugaba con mis juguetes (por supuesto que tengo juguetes, qué se creen que soy, ¿un adulto?) y una que otra vez lo sorprendí hojeando mis cómics.

Nunca le dije nada, pero le daba pena y dejó de hacerlo.

Hoy la Lupilla estaba muy platicadora.

Me dijo que le había prohibido a Giovanni inscribirse en La Academia o Cantar por un sueño o alguna mamarrachada de concurso televisivo.

"Siempre ha querido cantar", me dijo, "pero allí no lo voy a dejar entrar".

Recordé al mocosito, llenando de caramelo las páginas de mis cómics, cantando a todo lo que daba.

Lo conozco de toda su vida y nunca me había dado cuenta, se la pasa tarareando, silbando o de plano desentonando a grito pelón sin ningún pudor. Además, se nota a leguas que es el preferido de su madre. Es el único que la hace pegar carcajadas.

(Ése el delicioso puesto que nos toca jugar a los más jóvenes de la familia, muéranse de envidia).

Qué buena aspiración, caray. No acaba de sorprenderme. Cantar. Estudiar música. Su mamá hace el aseo, su hermano es cargador de bultos, el otro es ayudante de albañil. Él quiere cantar y aprender a tocar un instrumento.

Y qué dolor si no lo logra.

Ya les contaré.

2 Comments:

At 6:01 p.m., Blogger Édgar Adrián Mora said...

Preciosa. ¿Te imaginas la carga kármica de laborar en un sitio en el que sabes que hay una cantidad indecente de cineastas, escritores, políticos, pintores, deportistas y buenas personas que en su matoría no van a lograr lo que quieren? Y no por deseos, sino porque no tuvieron tres varos para tomar un micro, o cinco pesos para un juego de copias, o porque el hermano hijo de puta las violó y quedaron embarazadas, etc., etc., etc.

Yo sí quiero que el Giovanni logre lo que quiere. Please, please, please...

Besos.

 
At 9:54 a.m., Blogger ira said...

Hola becario, qué bien que pasas por aquí. Es muy triste, de verdad triste saber que mucho esfuerzo no rinde igual en cuna desprovista de capital cultural que en cuna privilegiada.
No quiero ser determinista, pero a veces, esto me rebasa.
mcht.
Yo también quiero que lo logre. Ya veremos que se puede hacer.
Por lo pronto, chinguémosle nosotros, que si tuvimos un par de cosas. Esa, creo, es nuestra responsabilidad.
Un beso y un abrazo.

 

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