Cinco días / Five years
Estoy obsesionada con Five Years de David Bowie. En las últimas semanas he bajado al menos cinco versiones (a mi gusto la mejor es la versión de The Arcade Fire, aunque la de Polyphonic Spree no está nada mal).
Es una canción vieja, pero con los vientos electorales cobra otro sentido.
News had just come over, we had five years left to cry in
News guy wept and told us: earth was really dying
Las noticias habían llegado, nos quedaban cinco años para llorar
El hombre de las noticias lloró y nos dijo: la tierra realmente estaba muriendo.
No es que no me interese la política, es que yo la veo con otros nombres.
Desde mi ojos la fata de estaciones de radio con programación netamente musical en esta ciudad es una forma de control político. ¿Qué hay más liberador que la música?
Hace unas décadas --justo en los años en que Bowie escribió esta canción--, los Estados se dieron cuenta de que no necesitaban armas para acallar las conciencias: con saturarlos de información inservible era suficiente. Para eso trabajamos todos los que trabajamos en los medios, aunque me duela la boca decirlo.
Puede que mi hipótesis sea muy clavada, pero prefiero lanzarla antes de que este lugar y este sistema de cosas me trague por completo: es la falta de opciones culturales la que nos tiene en este letargo.
Falta sólo cinco días para las elecciones presidenciales en mi país y no veo a nadie saltando de gusto. Tendríamos que sentirnos felices por nuestra newfound silly democracia; tendríamos que sentirnos emocionados de que el subnormal de las botas regresa por fin a su ranchito.
Pero gane quien gane, todos lo sentimos en el cuerpo, en el rostro, en los dientes; nos va a ir de la chingada.
Bowie encontró un par de líneas perfectas para lo que, creo, será el pan nuestro de cada día los siguientes seis años:
A soldier with a broken arm, fixed his stare to the wheels of a Cadillac
A cop knelt and kissed the feet of a priest, and a queer threw up at the sight of that
Un soldado con un arma rota (¿un brazo?), fijó su mirada hacia las llantas de un Cadillac
Un poli se arrodilló y besó los pies de un cura, y un maricón vomitó ante esta visión
Para acabarla de joder, el fantasma del fraude nos acecha. ¿Ya lo sintieron, ya vieron las fotos de Calderón en el Azteca?
Con perdón de las señoritas aquí presentes: nos la van a meter completita.
No lo duden ni por un segundo. No hay salida. Ustedes y yo viviremos, gane quien gane, un México apocado, obsoleto, con cerebro sanguinolento y manos apestosas de puro destino hecho mierda.
¿O alguien piensa que en serio va a salir "el Sol"?
***
No vivo sólo de quejarme, también puedo proponer, pero eso lo haré mañana. Estamos en "the moment of realization" y como dijo Mickey Knox en Asesinos por Naturaleza, "The moment of realization is worth a thousand lies".
(Algo así como "el momento en que te cae el veinte vale mil mentiras")
Es una canción vieja, pero con los vientos electorales cobra otro sentido.
News had just come over, we had five years left to cry in
News guy wept and told us: earth was really dying
Las noticias habían llegado, nos quedaban cinco años para llorar
El hombre de las noticias lloró y nos dijo: la tierra realmente estaba muriendo.
No es que no me interese la política, es que yo la veo con otros nombres.
Desde mi ojos la fata de estaciones de radio con programación netamente musical en esta ciudad es una forma de control político. ¿Qué hay más liberador que la música?
Hace unas décadas --justo en los años en que Bowie escribió esta canción--, los Estados se dieron cuenta de que no necesitaban armas para acallar las conciencias: con saturarlos de información inservible era suficiente. Para eso trabajamos todos los que trabajamos en los medios, aunque me duela la boca decirlo.
Puede que mi hipótesis sea muy clavada, pero prefiero lanzarla antes de que este lugar y este sistema de cosas me trague por completo: es la falta de opciones culturales la que nos tiene en este letargo.
Falta sólo cinco días para las elecciones presidenciales en mi país y no veo a nadie saltando de gusto. Tendríamos que sentirnos felices por nuestra newfound silly democracia; tendríamos que sentirnos emocionados de que el subnormal de las botas regresa por fin a su ranchito.
Pero gane quien gane, todos lo sentimos en el cuerpo, en el rostro, en los dientes; nos va a ir de la chingada.
Bowie encontró un par de líneas perfectas para lo que, creo, será el pan nuestro de cada día los siguientes seis años:
A soldier with a broken arm, fixed his stare to the wheels of a Cadillac
A cop knelt and kissed the feet of a priest, and a queer threw up at the sight of that
Un soldado con un arma rota (¿un brazo?), fijó su mirada hacia las llantas de un Cadillac
Un poli se arrodilló y besó los pies de un cura, y un maricón vomitó ante esta visión
Para acabarla de joder, el fantasma del fraude nos acecha. ¿Ya lo sintieron, ya vieron las fotos de Calderón en el Azteca?
Con perdón de las señoritas aquí presentes: nos la van a meter completita.
No lo duden ni por un segundo. No hay salida. Ustedes y yo viviremos, gane quien gane, un México apocado, obsoleto, con cerebro sanguinolento y manos apestosas de puro destino hecho mierda.
¿O alguien piensa que en serio va a salir "el Sol"?
***
No vivo sólo de quejarme, también puedo proponer, pero eso lo haré mañana. Estamos en "the moment of realization" y como dijo Mickey Knox en Asesinos por Naturaleza, "The moment of realization is worth a thousand lies".
(Algo así como "el momento en que te cae el veinte vale mil mentiras")
3 Comments:
Hora, mi querida Ira, de darle una atenta releída a la primera parte, "Era tan hermoso quemar", de Farenheit 451. En días pasados no me pude quitar la sensación de que el buen Ray hablaba de estos tormentosos tiempos.
Esta revisando los titulares del diario de hoy y uno de ellos me llamo la atención, en realidad era el pie de una fotografia: "La propaganda política a paratir del proximo lunes se convertira en basura".
En realidad creo que desde hace mucho comenzo a apestar...
Hola Edgar, Hola Alita.
Desgraciadamente no tengo Farenheit aquí, pero lo voy a buscar y leer de nuevo nomás para ver si le encuentro una salida a toda esta desesperanza. Qué dolor abrevar precisamente de ese libro para esta época, carajo. En realidad deberíamos estar de plácemes, leyendo, no sé, Calvin & Hobbes o algo así.
Qué el viento no los embarre de basura a ninguno.
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