Editores otra vez
En mi camino como perrriodista he tenido jefes de calaña varia.Mis dos editores favoritos, antes de pedirme un trabajo se encargan de picarme la cresta. Saben que cada vez anhelo sorprenderlos. A veces lo logro; la mayoría de las veces me aceptan los trabajos por pura prisa.
Si de ellos dependiera, mis reportajes saldrían a la luz cada Corpus y San Juan, aunque serían unos monstruos de investigación, pícaros y punks. Son ultra respetuosos con el texto, pero con la reportera se portan como unos borrachos: te llaman a deshoras, articulan explicaciones ininteligibles para decirte que no, hacen como que no se acuerdan de lo que dijiste, entre otras lindeces.
Yo los adoro. ¿A quién no le gusta que le digan baboso con los pelos de la burra en la mano?
No puedo sentir más que agradecimiento cuando por fin parimos el texto juntos y lo vemos impreso. Estos dos editores son Felipe de Chilango y Adolfo de Expansión.
Otra cosa muy distinta ocurre con una editora cuyo medio no quisiera revelar pero publica los domingos.
Es una tipa fenomenal, lindísima, super amable, correcta, respetuosa de los tiempos y las formas de la reportera.
Lo malo es que mis textos siempre pierden las dos piernas con ella.
Casi no quiero leerlos. Son un 'tamalito' con moretes de tortura, al borde de la asfixia.
Los veo, pobrecitos, desmembrados, hechos una piltrafa, pidiendo a gritos que los maten, o por lo menos que les quiten mi firma.
Está visto que no sólo no se puede todo, sino que de poderse todo el mundo sería bastante menor.
2 Comments:
Ira,
Me sacaste la lagrimita! Pero gracias, ya me hacían falta mis tres renglones de fama cibernética.
Un besote
vaya confesión!
(pensé q en algún momento revelarías el name de la chica del ángel...)
lo raro es q de las tres publicaciones la última goza de mayor credibilidad. al menos para este humilde lector.
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