miércoles, agosto 04, 2004

Sonic Youth, los asistentes

No tengo mucho que decir sobre este grupo. Sé que son la verdad. Sé que todos los que no alcanzamos boletos para The Cure nos la vamos a curar en este conciertazo. (Si es que no se nos ocurre, en un arranque de juventud, lanzarnos en último momento a pagar el triple).

Un concierto trasciende cualquier crónica. Así como nadie puede contarnos la guerra ni a qué sabe el primer trago de chela de la noche. Hay qu’ir.

La experiencia se hace todavía más entrañable cuando se pinta de momentos inesperados:
“Llovía, habíamos parqueado el coche bien lejos, yo traía agarrado de la mano a este güey porque ya íbamos tarde y tantito antes de entrar me agarró la nalga y me dio un beso, así empezamos a andar” o “No tenía ni un puto centavo y me fui a parar afuera del Palacio para ver si oía algo, en eso pasó este ñero de la oficina que le sobraba un boleto...”

No hace tanto tiempo que me gusta este grupo. La primera vez que oí el nombre fue cuando le pregunté a mi carnal el Rodro qué significaba esa lavadorcita estampada en su camiseta azul. “Eso, ah es del Sonic”. No dije nada porque a mí en ese tiempo me gustaba Peter Gabriel o algo así. Poco a poco me encariñé con el dueño de la camiseta hasta que un día decidió irse de mochilazo a las Uropas. Hizo una venta de garage antes de irse. Ahí estaba la lavadorcita, tendida en su patio. La apañé, por supuesto, y esa misma tarde fui a comprar el disco.
Mi amigo se fue, regresó y se volvió a ir, esta vez a Cuernavaca que luego resultó estar más lejos que Europa.

Mis gustos cambiaron y hace poco lloré cuando no me alcanzó para irme a ver a los Pixies a Coachella.

Luego empecé un blog.

Creo que la mayoría de los “bloggers” que leo van a ir a este concierto. No conozco físicamente a todos por lo que propongo que todos lleven un tag o por lo menos vayan vestidos de los colores de su blog. También podrían saludar de beso a cualquier mujer que pase junto a ustedes. Cuando les den un cachetadón pueden responder “Es que pensé qu’eras Ira, la del taza”.

Pensándolo bien no hace tan poco tiempo (que soy como soy). El otro día mi hermana me dijo que no mamara, que me comprara una pijama decente y dejara de usar esa pocilga de lavadorcita para dormir. “Ya’stas grande, chingá”.

2 Comments:

At 11:24 p.m., Blogger chinchilla said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 
At 7:15 a.m., Blogger Ernesto said...

Invitame al gig, no Ira? :D

Se tomarán en serio eso de Kill your Idols tú?

Kim Gordon rules!

(este comment parece graffitti ochoñero, pero es con cariño).

 

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