sábado, noviembre 04, 2006

En el ruedo

Las historias se empiezan a contar solas.

Me explico:
Una vez trabajé en una "punto com". Allí tuve un puesto de reportera de finanzas que daba para comprar gasolina y esas cosas.

Los compañeros, el jefe, el dueño del dinero... todos sabíamos que un portal de finanzas fracasaría en este país.

Aún así, entrábamos en el traje de lunático para realizar nuestro trabajo con empeño, como si alguien lo leyera. Yo reporteaba como si un señor de cara larga y bigote tomara mis consejos muy a pecho.

Lo hicimos así durante un año y dos meses, hasta bien entrado el 2000.

Una que otra vez nos escribía una sardinilla perdida en nuestras redes: que si allí regalábamos o vendíamos seguros de vida, que si éramos banco, que si nos interesaba un lalala.

A las fuentes periodísticas, mi jefe me mandaba siempre con la consigna de preguntar:

-"¿Usté que es tan listo, porque ya llegó a ser presidente del banco de méxico y todo, cuál, señor, cuál cree que sea el futuro de las llamadas punto com?"

Obtuve mil respuestas, pero la única que resultó cierta fue esa de no sé quién:

- "Sólo sobrevivirán aquellas que tengan un pie en el mundo real".

Ja.
Nunca se me ocurrió tomarlo literal, por supuesto.

Luego me enteré de los blogs y eso, y un día me puse muy triste porque habían metido a un amigo a la cárcel y decidí quejarme "al aire": abrí un blog.

Aún no sé si sobrevive porque tengo un pie en el mundo real o por qué chanchos.

¿Sobrevive porque hay tantas cosas que no puedo publicar en las revistas donde trabajo? ¿Porque soy periodista? ¿Por que soy real?

¿O sobrevive porque hay una fuerza vital en esto de lanzar gritos al aire y que ustedes (sea lo que signifique "ustedes") escuchan con cierta melancolía, como si escucharan los gritos de un muerto o de un loquito, pero sobre todo escuchan con gran morbo? ¿Sobrevivirá cuando se les termine ese morbo?

Todo esto para decir que aquellas historias con un pie en la realidad se empiezan a contar solas, que ya no puedo dejar de escribirlas.

Espero sobrevivan para que un día los invite a verlas fuera de este blog.

***

Estoy haciendo un reportaje que se llamará "las 25 razones para volverse a enamorar de la Cd. de México". Se veía más fácil.

La ciudad se parece más a un viejo amante al que casi todas las noches le apesta el hocico.

***
El auto es un gran lugar para saber si uno podría estar mucho tiempo con una persona. En la carretera como en la enfermedad, se conoce a los amigos (y a los amores).

***
Otra vez es noviembre. Por segundo año puse ofrenda. Mi casa huele a nardo y azúcar, cada vez menos a muerto viejo.

***
EP: ¿Por qué no se actualiza tu blog en Safari ni en Mozilla? Te extraño cochino.

RP: Felicidades carnal del alma por el cuernavacazo! (I know you won't read this. Even better).

***
En el avión a San Antonio (ahora mi trabajo, ah qué pinche envidia me doy, es viajar y escribir de ello) leía a Margaret Atwood. Iba por cierto, renegando de ese horrendo sitio que puede ser Texas.
Fue inconsciente. Tomé del estante a la canadiense por pensar que sería lo más alejado posible a mi sanantoniano destino.
Era un libro de conferencias de Atwood sobre la canadiensidad, sobre la nacionalidad en la literatura.
Cuando llegué allí me tuve que tragar un poco mis negros pensamientos sobre aquél sitio: el McNay Museum y el San Antonio Museum of Art son dos secretos muy bien guardados y, aún más importante, como que no quiere la cosa, pasamos por un sitio de conferencias en el que ni más ni menos estaba programada, para el día siguiente, doña Margaret Atwood.

La literatura y sus no-coincidencias, esa sería mi conferencia magisterial, de poderla escoger.

1 Comments:

At 4:52 p.m., Blogger Édgar Adrián Mora said...

Sobrevive porque tú escribes, yo te leo... tú escribes, yo te leo...tú escribes, yo te leo...tú escribes, yo te leo...tú escribes, yo te leo...tú escribes, yo te leo...tú escribes, yo te leo...tú escribes, yo te leo...tú escribes, yo te leo... Y a veces no estoy para nada parado en la realidad. ¡sALUD!

 

Publicar un comentario

<< Home