lunes, junio 06, 2005

varias lamentables

Un buen invento:
"Ustedes en México inventaron una cosa que me llamó mucho la atención desde
un principio: el talk show, que significa programa de charla, como es en
España y en todo el mundo, pero aquí éste se pervirtió y derivó en programas
de puñetazos, que es una cosa extravagante que no tiene parangón en el
mundo... En México, han copiado lo peor de la televisión de los gringos y en una sociedad que no tiene unos niveles educacionales demasiado altos, es una combinación que tiene efectos devastadores"
Roman Gubern, en entrevista para El Ángel de Reforma.

Una muerte: el primo de Javier Solórzano, el que dijo que no a la guerra de Irak, el vilipendiado por el ranchero presidente, el maestro de Harvard, el senador, el embajador, al que se le atribuye eso que todos sabemos, que México es el patio trasero de los E.U. Absurda como todas las muertes, esas grandes unificadoras.

Un balcón:

"El primer problema con cualquier avance tecnológico es la facilidad con que permite hacer arte basura que parece "bueno" u original, simplemente porque toma ventaja de la novedad que le proporciona la tecnología en cuestión

...la manipulación digital de la fotografía es un juego de niños, y muy
frecuentemente lo que se obtiene es un tipo de distorsión obvia propia de un
adolescente surrealista. Cualquiera puede ser Salvador Dalí con una Mac, y
cualquiera puede hacer un conceptualismo texto/imagen de la variedad de los
80.

No necesitamos mejores efectos en la fotografía, lo que necesitamos es ser más desilusionados de ella, de tal manera que podamos ver el mundo y el arte de modo más honesto y claro."

Robert Storr, ex curador del MOMA y profesor del Institute of Fine Arts de Nueva York

Una pelea: como siempre aquel grito me salió sin intención. La tristeza deviene en rabia que luego deviene en desolación. Soy pavloviana, odio mis patrones de conducta.

Un vaticinio:

"... la interpretación de Jung parece confirmada por el ascenso
o destape de muchas realidades antes soterradas: la mujer, el cuerpo, la
intimidad; el culto de la Tierra, el naturismo, la espiritualidad New Age; el
esoterismo, el satanismo, las drogas; las identidades y culturas menospreciadas;
el vocabulario, la ropa y los gestos prohibidos; el lado oscuro del poder, la
fama, el dinero y las instituciones; lo malo de las flores del bien y lo bueno
de las flores del mal.

¿Ha sido un avance? Sí, sumamente equívoco. Todo lo que sirva para no satanizar, para madurar como personas y como sociedades, para ser más libres y conscientes, es un avance.
Pero la confusión, la indiferencia, el relativismo, no son avances. La tensión
creadora que reconcilia los opuestos (la pareja, los enemigos, las culturas
diferentes) puede quedar en distensión fodonga, conformismo progre, globalismo
estandarizador. Integrar lo diferente, no es aceptarlo como indiferente: como si
todo diera igual. Reconciliarse con el mal puede favorecer la plenitud o la
vacuidad. El destape de lo reprimido no necesariamente vuelve más consciente ni
más libre. Las puertas de la percepción abiertas por las drogas pueden ser una
esclavitud idiota. La inversión carnavalesca puede ser chabacana. Las misas
negras que ofrendan un cuerpo de mujer como hostia son cursis, cuando no
degeneran en asesinatos rituales. La banalidad del mal puede ser
espantosa.

Al criticar la "hipótesis represiva" de Freud que se volvió vulgata universitaria, Michel Foucault (Historia de la sexualidad. La voluntad de saber) se burla de la confusión entre el sexo como obsesión temática y el arte de vivirlo. El arte erótico es íntimo, personal; la tematización sexual es pública y despersonaliza: reduce las personas a objetos. Las ganas de hablar del sexo expresan una voluntad de saber y poder, no un placer corporal. Las confesiones, terapias, discusiones, estudios, reportajes, novelas, espectáculos, anuncios comerciales y tiendas que se refieren al sexo se han multiplicado; pero la obsesión de tematizar el sexo, no es el sexo.

"Quizás un día, en otra economía de los cuerpos y los placeres, ya no se comprenderá
cómo [...] lograron someternos a esta austera monarquía del sexo [haciéndonos]
creer que en ello reside nuestra liberación."

El inmenso Gabriel Zaid en la edición de junio de Letras Libres.

Un síntoma:

"Las güeras están perdiendo su tan afamado caché ante un número creciente de
mujeres que comienzan a preguntarse: ¿cómo me vendría el cabello
oscuro? “Hay un deseo en las mujeres para aparentar ser auténticas en el color de su cabello falso”, dijo Linda Wells, editora en jefe de Allure, la cual publicó hace poco un artículo de seis páginas titulado “El deseo del color chocolate”.

por Cecilie Rohwedder, Dow Jones Newswire

2 Comments:

At 10:22 a.m., Anonymous Anónimo said...

MY FRIEND:
PUES POR FIN PUDE DAR CON TU BLOG, ESTÁ POCAMADRE. YO ESTOY TRABAJANDO EN LA LISTA DE LAS 329 COSAS QUE ME VALEN MADRES.
UN ABRAZO.

 
At 10:19 p.m., Blogger ira said...

Ese my friend, gracias por la visita. Esta es tu taza.
Trabaja en esa lista, en cuanto esté me la das para publicarla aquí ¡por favor!
Abrazos.

 

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