sábado, junio 12, 2004

Experimento que com-parto

Acabo de sentir la primera punzada. Esta es la primera hora de una labor de parto que estoy dispuesta a documentar públicamente. Como cuando Neil Gaiman escribió un ensayo sobre emborracharse anotando sus sensaciones mientras se tomaba una botella de whisky.
Un fotógrafo de cine me "fecundó" diciéndome que me regalaba unas latas de 35 mm. para que juntos filmáramos mi guión. Por fin voy a dirigir "El Taza". Desde que me enteré que estaba embarazada de este proyecto, no he hecho más que pensar en él.
No caigo en esa categoría del "esquizoide obsesivo" o al menos no solía ser así. Sucede que hoy en la mañana me di cuenta de que entré en un simpático trance que me hace leer con otros ojos mis obras favoritas.
El lunes renté "12 monkeys" y la he visto al menos unas 8 veces. Incluso cuando me baño la dejo corriendo, con el único propósito de regresar a mi cuarto y ver una escena que me tome por sorpresa. No duermo por ver el documental de cómo se hizo este portento de ciencia ficción y Terry Gilliam me parece un bretón super punketo. Me dan miedo mis ganas de ser como él. En una entrevista dice algo que me deja fría: "Estoy desconsolado. Me desanimo por adelantado, me doy cuenta de que nunca seré capaz de retratar lo que verdaderamente imagino".
Ay en la madre. Ya no estoy tan segura de querer tener su imaginación. Si el señor que hizo Brazil no puede retratar su retorcida mente, mis intentos tienen más de una probablilidad de resultar fútiles.
Ok, regresa mi alma al cuerpo. Es sólo un corto. A nadie le importa. A mí si, chingá. Bueno, a nadie más. Pero a mí si, chinga.
Entonces recurro a David Mamet. Él me está enseñando a cortarle todas las uñas a mi historia para ver si después de la rasurada todavía raspa.
Ojalá estuviera aquí para llorar mi derrota en su solapa.