miércoles, agosto 02, 2006

Un mal rayo nos parta


No soy de las que se rasga las vestiduras por permanecer dos o tres horas en el auto. El tráfico siempre ha sido un magnífico paréntesis que uso para leer, depilarme o pensar. Saco la letra de una rola, canto, mando mensajes por celular. Así es esta selva: los changuitos aprendemos nuevos trucos.

Perder o no perder dos horas, ahí no está la cuestión.

El plantón es un panorama entristecedor por razones menos baratas. A mí me vale madres ver el Paseo de la Reforma secuestrado; lo que me molesta es ver a todas esas personas secuestradas.

Miles de personas utilizadas como carne de cañón, como instrumento de coacción para que el hombre de amarillo obtenga el poder.

Ah, porque no lo duden, él también desea, como un puerco en celo, su sillita. Puede que tenga un proyecto de país que incluya a ciertos sectores de la población que el hombre de azul quiere ignorar, pero eso no quita que para obtener su podercito no se valdrá de cuanta marranada le sea posible.

Hagamos la traducción: voto por voto, silla por silla.

No hay que olvidar que detrás del Peje hay cientos de funcionarios de todos calibres que ya saboreaban también sus huesos y que están muuuy encabronados. Estarán los de la Jornada, (con honrosas excepciones) muy molestos porque ya se veían como Diario Oficial. Chin.

Esta es una movilización coercitiva, tramposa, que ofende a cualquiera que sepa leer ambiciones en un político. Tan tramposa como lo fue aquella que realizaron en los medios Fox y Calderón, sólo que ellos, chicos previsores, tuvieron la buena pata de hacerlo antes de las elecciones.

En política no hay objetividad ni neutralidad. Hay bandos, sí señor y uno no descansa hasta aplastar o incomodar severamente (en el mejor de los casos) al otro. Así es y nadie se asusta.

Lo triste es que no tengamos un país en el que un bando pueda aplastar al otro por medio de respuestas civiles organizadas y pensadas. Se me ocurren varias, pero el 2 de julio llevamos a cabo una, o creímos que lo hacíamos, pues.

Para ganar, los dos bandos idiotas mexicanos están usando la pasión desbordada y la hipnósis colectiva; nunca se invita a la reflexión, se invita a seguir al flautista.

Los ejemplos de lo que la pasión puede ocasionar ya los conocen, no les voy a dar clases de historia.

(Usted señor, indigne a unos cuantos y mándelos de sus guarros al Zócalo, va a ver cómo se apantallan los otros y ceden a nuestras exigencias.

Usted otro señor, manténgamelos temblando de miedo, que piensen que ya no habrá baratas en Zara, va a ver cómo salen en sus Hummers a arrollar nacos).

Digo carne de cañón sin afán de desprecio: es aún más triste saber que los plantados en Reforma son los más pobres --¿o alguien ve profesionistas condeseros en pie de lucha? -- a quienes tienen agarrados de los tanates mediante su famoso "rayito de esperanza".

Esperan que si gana López Obrador no se les dará por el culo como en el sexenio pasado y con eso validan su estancia en aquella avenida. Esperan, esperan. Ojalá tengan razón.

Sin embargo, creo que sería bueno recordar que cuando lo único que queda en un país es "esperanza", cuando esta palabra se convierte en el último reducto por donde puede salir bien librado mi destino, disculpen ustedes, pero estamos jodidos.

Esperanza es lo que se obtiene cuando se ha negado por tanto tiempo la responsabilidad.

El idealismo nos convierte en víctimas y el inconsciente colectivo está pidiendo a gritos un victimario.

Eso sí es para ponerse a temblar.

En este momento, el de amarillo y el de azul se han convertido en dos masas informes que no ofrecen respuesta más que para aquellos colgados de la esperanza.

Ya, ya, no se desgarren, yo también voté por él.

Hasta hoy me doy cuenta de que estaba votando por el viejo PRI.

Old habits die hard.

2 Comments:

At 4:03 p.m., Blogger Édgar Adrián Mora said...

Amadísima. Escribe como a muchos nos gustaría, chingá. Tanta clarividencia, capacidá y talento de síntesis. Soy fan, cómo no. Besos...

 
At 5:04 p.m., Blogger Real de lo virtual said...

Hace tres meses, más o menos, Marco Rascón, identidad secreta del original Super Barrio Gómez, dijo:
"De ganar el PRD las elecciones de julio los electores no podremos ir ni al IFE ni al Trife a reclamar, sino a la Profeco, porque vamos a comprar PRD y nos va a salir PRI"

Después de una semana en la que el Zócalo enmudeció veo en varios blogs que las opiniones comienzan a brotar como honguitos después de la lluvia y eso me da mucho gusto.

 

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