martes, enero 10, 2006

Ciencia vieja


Nada más melancólico que recordar cómo nos explicábamos el mundo antes "de saberlo todo". En esta década desnombrada ya no hay lugar para el futuro.
Según nuestra estupidez actual, el futuro ya está aquí y nada nos sorprenderá.
Era más saludable pertenecer a la raza humana por ahí de la mitad del siglo XX, cuando soñábamos con cohetes supersónicos y viajes a Marte.
Había esperanza y una feliz certeza de que moriríamos. Sólo nuestros hijos verían los resultados de nuestro empeño.
Ahora el mundo es triste; se nos revela como presente en permanencia.
La eterna juventud, su gobierno de terror.