miércoles, julio 27, 2005

Extracto

No conozco las leyes del agandalle electrónico en materia editorial, pero intuyo que si me cachan subiéndolo completito me corren . Por eso nomás va un extracto del artículo firmado por yours truly a publicarse en septiembre en la revista CinePremiere.

Esta es pa' cinéfilos atascados como yo.

(Lo bonito de publicarlo aquí es que le pongo el título que me da la real gana... Ah, olvidaba dar un dato importante para el curioso del medio revistero. Este aquí publicado es el original y de mi ronco pecho, el otro tendrá dedotes comerciosos de, al menos, tres editores que tratarán de hacerlo más atractivo por medio de: añadidos de su propia inspiración, cambios de palabras, puntuación y orden de los párrafos. A veces lo logran, hay que decirlo, aunque a veces el pobrecito texto queda irreconocible. Compare usté.)


EL EFECTO GILLIAM

Por Ira Franco (aka Yours Truly)

Terry Gilliam tiene la mirada de un niño que se sabe dueño del parque de diversiones. Lleva más de 20 años criticando al sistema con dinero del propio sistema, o cómo diría él mismo, “getting away with murder" (impune del asesinato). La cara grotesca de este crimen es, sin duda, la cantidad de proyectos que Gilliam ha dejado truncos porque alguien, de pronto, lo “cacha” saliéndose con la suya.

Su filmografía completa es, digamos, un “pastel” de controversias, y la última cerecita acaba de colocarse con el anuncio —con un año de retraso— del lanzamiento de su más reciente película, a estrenarse (ahora sí) el próximo 26 de agosto en los Estados Unidos:
Los hermanos Grimm.

La versión oficial indica que la demora corresponde a problemas de dinero, pero hay quienes afirman que se trata de una lucha de egos entre el propio Gilliam y Harvey Weinstein, director de Miramax.
(ESE ES M'IJO...) La verdad es que estas luchas intestinas son moneda corriente en la carrera del ex cartonista de la serie inglesa Monty Python.

Solo hay que recordar aquella página completa en la revista Variety que rezaba: “Querido Sid Sheinberg (jefe de los Estudios Universal en 1985), ¿cuándo vas a exhibir mi película? Firma: Terry”.

Gilliam se refería a su primer filme de presupuesto millonario, Brasil, que tardó nueve meses en filmarse, sólo para que la Universal se negara a distribuirlo, alegando que no era suficientemente comercial.
Eran los años 80 y nadie se ponía con Sansón a las patadas.

Nadie, salvo Terry Gilliam.

La paradoja no podía ser más amarga: este die hard fan de Fellini odia la burocracia de los estudios hollywoodenses, su falta de visión para escoger proyectos arriesgados; pero tiene una imaginación tan fecunda, que necesita las cantidades de dinero que solo un gran estudio puede juntar.

Por diferencias con sus productoras, Gilliam ha tenido que abortar al menos 15 proyectos cinematográficos durante los últimos veinte años, entre los que se encuentran Gormenghast, The Crowded Room, Godzilla, The Hitchhiker's Guide to the Galaxy, Watchmen, Time Bandits 2, A Scanner Darkly (adaptación de un cuento de Philip K Dick), Theseus and The Minotaur, The Defective Detective, Good Omens, y el último, (The Man Who Killed) Don Quixote, que resultó en un excelente documental llamado Lost in La Mancha, donde se narran las fatalidades de una producción detenida a sólo dos semanas de iniciar el rodaje
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