sábado, diciembre 24, 2005

viernes, diciembre 23, 2005

ser niño en esa época

jueves, diciembre 22, 2005

Mi regalo




Como me porté muy bien este año, trabajé como judío abarrotero y sólo tengo que gatos que mantener, me acabo de comprar un regalo ultra nice.
Lo que resta del año iré pegando algunas imágenes para compartirlas con los visitantes de El Taza (conocidos freaks y/o normales de ocasión). Disfrútenlo porque me tardé como una hora en escanear y recortar todas las fotitos.
El libro se llama "Batman: the complete history", las notas son de Les Daniels y está editado por Chronicle Books.
Una joyita, mi regalo.

Invierno más invierno por favor

"Lo propio de nuestra cultura es la distracción, la insensibilización", dijo David Greenfield, psicólogo especializado en problemas derivados de la alta tecnología. "No hay un momento para la autorreflexión, para quedarse quieto. Es absolutamente agotador".

Yo no tengo chance ni hoy ni mañana porque tengo (¿lo pueden creer?) un mucho de chamba, pero deep down desearía estar leyendo como lo hacía en la preparatoria: de 9 a 2 y de 4 a 7.

Sugiero emular el ritmo del año e irnos quedando quietos como las hojas en invierno hasta que salga el sol.

lunes, diciembre 19, 2005

José José

Una vez platiqué con él. Era navidad pero del 93 y yo trabajaba en un organismo cultural del finado Departamento del Distrito Federal (como trabajar en Conaculta pero región cuatro, mucho menos nice). Mi jefe era un alcoholicazo al que constantemente tenía que estar esquivando. Güerita, ¿cuándo me las vas a prestar?, me decía, así, como si dijera pásame la sal. El licenciado (sic) llegaba a las 12 del día, se iba a comer a las 2 (a una cantina del rumbo, of course), regresaba a las 6:30 y se volvía a ir a las 8 pm.

Es decir, su chamba la hacía yo.

Cuando hubo que organizar el concierto de fin de año en el Zócalo, mi consigna fue conectar al príncipe de la canción y asegurarme de que nada le faltara en el camerino. No recuerdo cuántas, pero le conseguimos una gran cantidad de botellas de alcohol de importación con puritito presupuesto federal. Oh si señor y qué. Algunas botellas se las agenciaron mi jefe y el jefe de mi jefe. Tal como se agenciaban partidas enteras para financiar sus coches, sus pedas, sus "secretarias" aviadoras que no se presentaban a trabajar pero que cumplían con prestar nalguita de vez en cuando.

Igual nadie se enteraba. La minuta del presupuesto decía "verbena popular navideña: abarrotes". Eran tiempos de Oscar Espinoza Villarreal, uno de los regentes más corruptos que ocuparon ese puesto jamás. Tiempos de altos funcionarios, nada de instituto de transparencia, tiempos del régimen priísta, el mismo que inventó el año de Hidalgo: chingue-su-madre-el-que-deje-algo.

(A veces me pregunto en qué hemos cambiado. En nada, creo. Como nuestro preciso no es pedote sino mandilón, en lugar de botellas compra toallas, pero al final es la misma gata).

Decía que el mero día, José José tuvo que estacionar su auto blindado en Bellas Artes y como cualquier hijo de vecino llegar caminando por la calle Madero. Se hacía paso contra la mar de gente al resguardo de unos 10 guardaespaldas bien gordos y medio chaparros que repartían codazos a diestra y siniestra, mientras lanzaba besos y se abrazaba él mismo, como abrazando a todos. Su nariz de borracho bonachón resplandecía debajo de unos ojillos tristes. El pobre venía medio empanizado por los huevazos de harina. "Es él, es él", decían las señoras y agregaban lo usual "¿A poco? Yo pensé que era más alto", "Qué señorón" ta tat a guirirgú.

A mí me tocaba recibirlo con una toalla (no sé para qué) y darle la bienvenida a un restaurante debajo de los arcos que se había habilitado como camerino. Cuando el barullo se apagó, José José me pidió que me echara una con él. Y yo, pues, me la eché. Como buen alcohólico, el cabrón era encantador. Por unos minutos fuimos cuates, José José y yo. Platicamos de todo y de nada, pero sobre todo nos reímos muchísimo. Yo lo hice reír, creo, porque estaba nerviosa y es cuando me sale el payaso. Para la segunda "copa" (el cantante hizo que me abrieran el cognac más caro de la caja) ya éramos cuates cuates; carnalitos como sólo se puede ser en la peda. Luego lo llamaron y cantó y mandó besitos a su madre --todavía vivía su madre--. Igual dedicó canciones a señoras con delantal lleno de masa de nixtamal que a Oscar Espinoza y a su prole de minifuncionarios importantes.

Yo me quedé detrás del escenario y de vez en cuando le acercaba una toalla que nunca usó.

Doce años más tarde, me entero que este 24 de diciembre, José José brindará con agua mineral. Hay algo en mí --algo enfermo y oscuro-- que lo lamenta.

Salud, Mr. José, m'anque sea con Peñafiel.

domingo, diciembre 18, 2005

Ser libre

Me faltan terrenos por conquistar, pero hoy puedo decir que soy libre para decidir con quién me paso Navidad. Es increíble qué poco común es la gente sin compromisos para el 24 de diciembre.

¿Y tú, con quién vas a estar? La mitad de la noche con mi madre, la otra mitad con mi suegra; en casa de mis primos que se cagan; en casa de mi novio en donde les cago; vamos a cenar a un restaurante horrendo; vamos a pasarla de ultragüeva en lo de mis abuelos; tengo que viajar miles de kilómetros para ver a la tía Chana aunque sea este día porque nunca se nos da la gana y no vaya a cambiar el testamento; ni me digas-tengo-que-cocinar-para-35-personas...

O luego sale peor: la familia escoge el mero día para sacarse los trapos al sol, salir del clóset o mentarse la madre.

Dios, ¡qué ganas de hacerse la vida de cuadritos!

Lo mejor de mi condición de "desfamiliada" (y miren que aunque lo duden hay muchas cosas buenas) es que su servilleta se levanta el 24 de diciembre justo al medio día --no hago cena, no regalo nada y no voy al salón de belleza--, levanta el dedito en gesto de test para la dirección del viento y se pregunta: "Ira, ¿a dónde se te antoja ir hoy?"

La nochebuena es una linda noche de tragazón sin culpa, ¿por qué todo mundo tiene que estresarse tanto?

sábado, diciembre 17, 2005

Rolas nuevas

Hace poco me aburrió mi música. Me pasa cuando me fastidia una misma sensación.
Entonces me puse a bajar canciones y resulta que ahora no las puedo dejar de oír porque se convirtieron en una sensación con nombre y apellido.
Canciones nuevas para extrañar amores viejos. Nomás eso me faltaba, carajo.

Aquí una porción navideña de mi obsesión:

Headlights look like diamonds /The Arcade Fire
Wake up /The Arcade Fire
Mahgeetah /My morning jacket
On fire / Spiritualized
The dark is rising /Mercury Rev
Please do not let me go / Ryan Adams
Nite and Fog / Mercury Rev
Goldigger / Kanye West
Love me like you /The Magic Numbers

King Kong siempre fue una hermosa película. Peter Jackson sólo tenía que seguir esa estela de flores blancas y metales retorcidos que iba dejando el supergorila.
Y lo logró.

viernes, diciembre 16, 2005

Más Georg Trakl

The Evening

With the ghostly shapes of dead heroes
Moon, you fill
The growing silence of the forest,
Sickle-moon—
With the gentle embraces
Of lovers,
And with ghosts of famous ages
All around the crumbling rocks;
The moon shines with such blue light
Upon the city,
Where a decaying generation
Lives, cold and evil—
A dark future prepared
For the pale grandchild.
You shadows swallowed by the moon
Sighing upward in the empty goblet
Of the mountain lake.

miércoles, diciembre 14, 2005

What Xmas is really about

lunes, diciembre 12, 2005

300


Acabo de regresar de Montreal. Fue un viaje cortísimo: me dio tiempo de escupir y ya. Ni siquiera compré una taza para mi colección. Me mandaron a cubrir la filmación de 300, la novela gráfica de Frank Miller. Una tribu ligera de ocho periodistas y yo nos pasamos casi 20 horas dentro de un bunker escuchando a Zack Snyder romperse las cuerdas vocales gritando "aaaand ACTION!!!".

Para moi era una delicia. Como cuando lees un gran libro y te relames los bigotes de envidia, deseo y admiración. Tengo que llegar, un día tengo que ser capaz de escribir algo así.

Para los demás, la española que nunca había estado en un set por ejemplo, las 20 horas fueron una tortura. ¿Es posible que todas las filmaciones sean tan aburridas?, preguntaba.

Oh triste realidad: el cine tiene menos glamour cuando se observa la maquinaria que lo produce.

Es como ir a psicoanálisis. Los sueños empiezan a ser deseos reprimidos, perversiones, miedos, frustraciones. Se termina la era del "sueño sueño", aquel episodio mental en blanco y negro o a color que nos mandaban los dioses para prever el futuro o para castigarnos.

Pues eso, el cine es sueño. El encontronazo con los monitos que lo hacen posible puede ser bastante desagradable.

***
La cosa es que 300 es una película totalmente filmada en blue screen. Marea ver un set cubierto de tela azul. En serio marea. Después de un rato dan ganas de vomitar.

***
Me colé detrás de los monitores, junto al director, donde se supone que nadie puede pasar.
2 am, crew subalimentado, subdormido... igual a nadie le importa, pensé.
Delante de la cámara, quince extras llevaban una hora en intermitente posición de ataque. Se veían aburridísimos detrás de sus mantas de beduino vampiresco y máscaras plateadas.

Digo que me colé y me hice chiquita para que no me corrieran de ese precioso lugar. Nadie me notó, excepto el FX Supervisor, un californiano ultra guapo que se me recargaba en el hombro y me platicaba exactamente qué hacía cada quien.
"And that over there is the script manager, and this one here, bored to death and browsing through the internet is no other than the assistant director".
El FX Supervisor se quedó conmigo casi una hora, preguntándome de México y de Tepouuztlen, sobre los días festivos y los fuegos artificiales.
-Why do you people enjoy noise so much?
-Don't know, we're just noisy.
-I like noisy, I like mexicans, specially mexican girls. You're so much fun.

¡Un FX Supervisor para llevar por favor!

***
Al abrir las puertas del bunker/set/estudio, parecía que habíamos llegado a otro set: aquél de Star Wars en el que Han Solo está a punto de morir congelado y en el que le abre las entrañas a su animal.

Los trailers cubiertos de nieve y los periodistas, aún el de Holanda, la de Francia, la de Bélgica, todos paralizados por los 16 grados bajo cero.

"No chingues, que puto frío", decía la mexicana, o sea yo, y los demás se reían de mí.

"There she goes. I think mexicans curse when they're really cold, it's automatic", decía el inglés.

sábado, diciembre 10, 2005

Trakl

En invierno siento la necesidad de regresar a Georg Trakl. Este poeta es una de las razones por las que no puedo morir sin saber un poco de alemán. (Herr Trakl nació en Salzburgo). Aunque el silencio debe ser más duro y riguroso en la lengua de Goethe, yo sólo puedo acercármele en inglés, por medio de una decentísima traducción de James Wright.
Trakl es uno de los menos conocidos del grupete de los "27", pero también murió a esa tierna edad.

Seguro conocen la lista: Morrison, Joplin, Cobain, Hoon, Hendrix, Dean y otros que se me van.

Los veintisiete son una edad tierna por punk, es el momento en que uno sopesa las opciones: morir bello y estúpido allí mismo o desvanecerse en el tiempo con más libros bajo el brazo.

Por cierto y a propósito del 8 de diciembre, otro George, George Harrison, no murió a los 27, pero sí dejó de ser Beatle a esa edad. ¿Qué puedes hacer si ya fuiste Beatle antes de los 30? Por eso amo a George. Y su muerte me duele mucho más que la de Lennon...otra historia, como decía Michael Ende.

Estaré transcribiendo algunos poemas de Trakl durante todo el invierno. Aquí va el primero, en honor a esa primera nevada que me regaló Montreal:

Sleep

Not your dark poisons again,

White sleep!

This fantastically strange garden

Of trees in deepening twilight

Fills up with serpents, nightmoths,

Spiders, bats.

Approaching stranger!

Your abandoned shadow

In the red of evening

Is a dark pirate ship

Of the salty oceans of confusion.

White birds from the outskirts of the night

Flutter out over the shuddering cities

Of steel.

A time to be small

Habría que recuperar nuestra capacidad para ser pequeños. Pasar un día entero sin que nadie nos note o nos necesite o nos llame; sin hacer ninguna diferencia en el mundo. Pequeños en la contemplación, con un poco de frío, descompuestos del ego. Ser suaves, como una teta en reposo, como el aullido de un gato en el sol.
Deberíamos recoger de vez en cuando nuestra tienda y dejar que las tropas pasaran marchando. Agazapados en la maleza se escucha todo más clarito.

lunes, diciembre 05, 2005

Un poema de Bukowski

Ash, diré yo misma, soy esquemática y que no me gusta pensar, trabajar, producir.
Tendría que estar transcribiendo una entrevista, pero me puse a leer a don Buk y me encontré éste.

(Caray, cuando el texto es poderoso, uno no puede más que sentirse aludido).

Que lo disfruten.

MELANCOLÍA

la historia de la melancolía
nos incluye a todos.
me retuerzo entre las sábanas sucias
mientras fijo mi mirada
en las paredes azules
y nada.
me he acostumbrado tanto a la melancolía
que
la saludo como a una vieja
amiga.
ahora tendré 15 minutos de aflicción
por la pelirroja que se fue,
se lo diré a los dioses.
me siento realmente mal
realmente triste
entonces me levanto
PURIFICADO
aunque no haya resuelto
nada
(...)
hay algo mal en mí
además de la
melancolía

Dead serious

Es presumido, arrongante y mañoso, pero hoy tengo que hablar del personaje que vive en mi. La morbidez es el fantasma que recorre mis obsesiones.

Pienso en muerte como se piensa en agua, como se piensa en amor. Pienso en muerte y hablo de sexo. El sexo revelado en mi fijación por el cuerpo masculino, las situaciones sexuales gráficas que describo a todo detalle para provocar. El sexo, las nalguitas de los hombres, un par de piernas peludas y poderosas son el único antídoto posible para una infancia mórbida, curiosamente previsora: yo era una niña que pensaba en la muerte antes de que ésta aplastara mi adolescencia con toda su liviandad.

Ayer, durante una reunión con amigas (y uno que otro amigo que sólo podía callar ante el poder comunicativo de las féminas) tuve un acercamiento con otro tipo de muerte: la muerte imaginada.

Una es la que te sucederá tarde o temprano, tu cuerpo putrefacto, el ser humano que fuiste dejará de existir. Ausencia, desecho. Objetos personales que dejan de ser útiles o entrañables para volverse ridículos. Un perro sin dueño y algunas deudas en el banco.

Otra muy distinta es la muerte fascinada, el misterio que nos ocupa las tardes desde que vivíamos en cuevas... ¿qué será de mí cuando esto llegue? los que ya se fueron, ¿podrán volver?

Una amiga dijo que "sentía" una presencia en mi casa "es un hombre fuerte, la presencia es buena y está en el cubo de las escaleras" Ah cabrón. Pues sí, ehhh, puta, qué le digo... pues sí, ha de ser mi papá.

"Baja a la sala jefetrónico, vente a departir con nosotros", dije, como para calmar los miedos que ya veía en todas las caruchas presentes. Fue inútil. Al transcurrir de los minutos, el asunto se salió de proporción..

Nuestra "médium" fue pasando de un leve estado de ensimismamiento al llanto casi histérico. Decía "ya por favor, déjenme en paz" (mi espiritu juguetón pensó en Haley Joel Osment y hasta estuve a punto de lanzarla... she sees dead people) pero el ambiente ya estaba más allá del humor. Con los ojos medio cerrados y cortando las frases, mi amiga mencionaba elementos que "mi papá" le pedía que me recordara: un viaje, un gato, la música, una sopa.
¿Una sopa? Mmmh. Sopa sopa sopa sopa. Ah si, la sopa le gustaba a mi papá, pero no me acuerdo bien qué sopa.
Un gato, un viaje, un momento en el que estuvieron juntos, dice que te acuerdes, que está orgulloso de ti. Y lloraba la amiga.

Yo tengo un lugar --que por cierto le debo a él, a mi padre ingeniero-- de completa incredulidad. Si quiero puedo dejar de creer. Si quiero, todo esto me puede parecer un truco de la psique. Si quiero invoco a Freud o a Lacan o a Kant.

Lo doloroso es que ayer no estaba segura de querer.

No sé si hubiera sido lindo o completamente cruel que el episodio de ayer fuera verdad.

Yo me quedo conmigo, con la única certeza de que en este mundo no hay certezas y que el episodio pudo significar cualquier cosa: una crisis colectiva, un nubarrón en nuestro juicio, una llamada de larga distancia.

Cuando se fueron todos estaba oscuro y al subir por las escaleras pensé que iba a sentir miedo, pero no fue así.

Ayer me di cuenta de que este personaje que vive en mi se siente completamente cómodo en su morbidez.

jueves, diciembre 01, 2005

Para quitarnos el mal sabor de boca


Aunque todavía no se me baja la indignación del review de Watchmen, tengo que decir que hoy el Reforma me hizo el día:

"Policías de Tacubaya acudieron a una sucursal bancaria para examinar un paquete, porque se pensó que era una bomba, pero resultó ser un tamal de mole.

El paquete parecía a simple vista un desperdicio arrojado a la vía pública, pero supuestamente estaba colocado con "tanta estrategia" afuera de la institución bancaria y de su cajero automático, que unos 20 policías preventivos y agentes de una patrulla de la Policía Judicial fueron movilizados para examinar el área.

"Aléjense, por favor, retírense, es peligroso", recomendaban los policías para los reporteros que buscaban el mejor ángulo del objeto en cuestión.

Casi una hora después, el diagnóstico de la policía fue que el contenido del paquete no era pólvora y menos un circuito elaborado para detonar, sino que era harina de nixtamal, manteca, mole, un poco de carne de puerco y hojas de maíz, un típico tamal mexicano"